domingo, agosto 20, 2006

En la orilla X

86

Olas de tetas infatigables con haces de zafiro que cuelan el sol matutino. El mar es un dolor perpetuo: destruyendo se construye con la fuerza del miedo de los héroes. Tetas altas, arrolladoras; puntillas de sal, espumas nupciales. Mar entraña de qué monstruo. Ojo del planeta, brioso, perdido en sí, en sus criaturas azules. El mar… En su movimiento de sangre vital, en su condena sísifa, en su tumba vive.


87

Dice palabras la lluvia. Se oyen sílabas caer por la gran boca del cielo. Quisiera juntarlas una a una, ponerle un paraguas al silencio.


88

El que yo era me niega en sueños. En la realidad, frente al espejo, se queda aterido del lado del azogue.


89

Sentarme a escribir el poema intentando matar a esa voz que dice cada vez: ¡Insistes en el error!


90

Sílabas de tu nombre, criaturas que buscan su nido, su estar, que habitan su centímetro ganado a la muerte. Ilusión tonta de que venís en una agua, en una evanescencia, detrás , después. Pero después tu nombre es palabra quieta, en ascuas; dormida y promisoria como una guitarra en la mañana.


91

Qué busco, dice el escarabajito. Busco buscar, eso busca, eso dice el escarabajito.


92

La lluvia bate su primicia. Tengo tantas soledades que me puedo sentir acompañado. El agua que yo caigo es honda hasta no hacer pie. Inagotable caigo; me oigo freír en las manos. En el fondo soy un charco de patio donde se refleja verde un techo de parra.


93

Quien es medianoche repta claro en su lodazal asignado; cuaja en penumbra y en las hojas del invierno. Es fauna, todo fauna, la terrestre, la cósmica… Todo es observado deliberadamente. Todo el tiempo pasan ojos por aquí; me veo mirado. Cuando salgo a ver las estrellas ya no me importan las estrellas. Soy parte de esa fauna. Me rasco una oreja para pensar, exudo palabras espiraladas, de arena. Repto por sombras que antes no sabía que tenía.


94

Costumbre del ser aventurando el sino, descifrando el dolor, las cicatrices. La dulce pincelada que ponemos en el rostro de los muertos. La secreta hora en que me quedo en vos, haciendo papelitos, para no regresar a hoy.


95

En soledad, en sudor, en semen, en sopor, en sangre calma te celebro. Abro los ojos y no enciendo, me quedo en aguas muertas y callo. Callo como de una boca en otro lado. Será otro, otra cosa lo que hable por mi.


96

Ser en la noche el que ovilla el viento. Ser en la noche el que deshoja las palabras.

2 comentarios:

ana aydillo dijo...

Ahora aquí llueve, y es verdad "dicen palabras la lluvia"...me pierdo en tus poemas llenos de frases que despues de leerlas me vienen a la mente ,para rumiarlas como si fuesen mi hierba espiritual..gracias por escribir para todos.

Anónimo dijo...

salgo de paseo hasta tu otra orilla... recojo palabras como flores