domingo, julio 23, 2006

En la orilla II

9

Ese calamar que se pregunta por qué tiene tinta si él no escribe, tiene una
poesía continua, irrefrenable contra los males de este mundo.


10

Barca clara en flujos del día. La dársena de tu boca se abría y una canción movía el agua. Palabra que moría en un beso y era por primera vez una palabra.


11

Bandada al pasar de las primeras horas amarillas. Pájaros ebrios que sabían tu nombre letra por letra, que planeaban con él y asistían al sol elevándose como barriletes. Y tu nombre caía como una nieve celeste desde los picos, y eras así de popular.


12

Esa ignota, frondosa arboleda de nubes creciendo al pie del horizonte. Esos frutos o lágrimas que maduran a expensas del parco sol, indagando entre hebras de vapor, interrogando su estación, su exacta primavera. O ese poseidón de barbas hasta el suelo del concupiscente mar, abrevando en sales, elaborando agua, relámpago, rayo, alguna otra pulsión. Ese bichito de luz que pasa parpadeando su astro, procurándose un lugar seco para escribir sobre la lluvia.


13

El escarabajo abre calles en la arena; segmenta, draga, construye mapas que nadie estudiará. Escarabajo de esta parte del sur que acabará trabajando de otra cosa.


14

La palabra en llamas, la jugada a pasión, a desgarro, a timbal que tocara el campanario de tu pecho, a bridas que soltaron un caballo, a semilla, a médula, a cristal que se volvió innombrable.


15

El ave esparce su alegría en el guano lechoso, el caracol bruñe la piedra con su almíbar, la flor suelta un pañuelo amarillo para coquetear con la oruga y vos caminás los espejos largos de una calle de lluvia mojándote mi recuerdo

3 comentarios:

Lety Ricardez dijo...

Ahora se por qué Dios me ha dado tinta aunque no escriba,
jejeje, yo que me creía colibrí debo ser calamar. Me gustaría serlo y arrastrar una cauda de poesía

Diana L. Caffaratti dijo...

Fauna que encanta haciendo lo que ordenan tus palabras, y ella, calléndose desde las cimas, o viviendo en medio del mar.

Anónimo dijo...

Has expresado con mucha belleza, la "poesia continua" de la naturaleza. Me hiciste recordar a "Il Postino" de Skarmeta que le preguntaba a Neruda, si todo lo que formaba el mundo no era la metafora de otra cosa...Pero naturaleza aparte, mi preferido es "la palabra que moria en un beso y era por primera vez una palabra". Hermoso! Un abrazo.